Una de las cosas más difíciles de la escuela cuando se es pequeño es el tener que adaptarse a las normas estrictas y hacerles caso a los profesores, aunque algunos no sean muy simpáticos. Y si eso no es fácil, imagina cómo sería en un país como Japón, con estructuras y prioridades tan distintas a las nuestras que pueden hacernos sentir que somos de otra especie.
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